Hace algunos años comencé con un intenso “malestar” respecto a la visión predominante en relación a la sexualidad, a mi propia forma de entenderla y a las influencias que esto tenía en mi quehacer clínico y personal. Esto me llevó a cuestionar, criticar y repensar lo establecido, y fue en ese proceso cuando conocí el trabajo de Leonore Tiefer.
Este proceso es muy similar al que viví con respecto a la religión… la diferencia es que ahora me volví ateo de las preconcepciones normativas, la medicalización del sexo, del modelo biomédico, la mentalidad viagra, de los diagnósticos, del DSM, la “macdonalización del sexo”, de los sexólogos como “expertos”, etc.
En mi iluminación atea, fueron enzimas importantes Richard Dawkins o Christopher Hitchens, y en esta otra iluminación (la “sexual”); fue fundamental Leonore Tiefer.
Tiefer es psicóloga, profesora de siquiatría en la facultad de medicina de la Universidad de Nueva York, feminista, investigadora y activista. El año 2000 creó The new view campaign: red orientada a cuestionar los mensajes distorsionados y sobre-simplificados respecto a la sexualidad, en los que se apoyan las industrias farmacéuticas para vendernos nuevas drogas.
El año 2013 la conocí personalmente en un congreso en Buenos Aires y el 2015 tuve la suerte de caminar por un parque en Nueva York y conversar con ella por casi dos horas. Esto último en el contexto de la grabación del programa de Televisión Nacional de Chile, La Cultura del Sexo. Lamentablemente de toda la conversación quedaron aproximadamente 2 minutos, porque la “Señora Juanita” cambiaría de canal…
Ayer nos juntamos nuevamente, pero esta vez en el bar knickerbocker y ahora acompañado por mi socia/colega/amiga; Nerea de Ugarte y su marido Jorge Palacios. Le llevé una botella de vino chileno la cual agradeció, ella se pidió un Pinot Noir de California, nosotros unas cervezas y yo me comí un pulpo a la parrilla duro y seco, pero no tan duro como lo que vino después. Nuestra idea de juntarnos era para que Nerea y Jorge la conocieran, disfrutar de la conversa y para invitarla como Academia de Psicologia & Bienestar, a dar una conferencia y/o clase magistral a Chile. Lamentablemente Leonor no accedió; nos dijo que en Octubre va a finalizar su campaña, cerrando con una conferencia en la Universidad de Indiana. Después de esto se retira del activismo -siendo consciente de que su legado va a continuar- quiere salir de la primera línea de combate y estar tranquila, escribir, estar con sus seres queridos…
¿Y por qué el sexo no es un acto natural? porque no tenemos instinto y no es una función o necesidad biológica básica y universal, que todos deberíamos experimentar y disfrutar de una manera similar. Si fuera así todo seria mas fácil, pero creo que mucho menos interesante. He tenido la suerte de conocer muchas culturas y sociedades distintas, pasando por la superficie y entrando en la profundidad de como viven y construyen la sexualidad, y te aseguro que es muy distinto ser mujer en Turquía que en Alemania, así como también es diferente como practican el sexo en Tokio a como lo hacen en las comunidades de BDSM de Nueva York. Si somos distintos ¿por qué buscamos obsesivamente caer en el infierno de lo igual?
Aquí comparto con ustedes un pequeño extracto de su libro El Sexo No es un Acto Natural y Otros Ensayos.
“Mi madre es una profesional de la música y la metáfora musical me ha ayudado a explicar la sexualidad a numerosos públicos. Abra un libro de texto sobre la sexualidad humana y nueve de cada diez veces comenzará con un capítulo sobre anatomía y fisiología. Esta iniciación dispone la escena para el supuesto de que es preciso entender “la base biológica”, según se denomina a menudo, antes de poder examinar cualquier otra cosa, como lo que la gente pretende, lo que experimenta, de que manera adquiere sus ideas acerca de lo que debería ser el sexo, etc. La biología presentada en estos textos esta además consagrada a la anatomía y la fisiología de los órganos genitales, nunca a los receptores táctiles de la mejilla o de los labios o a la fisiología de las preferencias aromáticas, descubrirá la fisiología de la excitación pero no la del placer; de la acción pero no la de la fantasía. En consecuencia, lo que se presenta como fundamental es sólo un cierto tipo de biología.
Abra, por contraste, un libro de texto de música y no encontrará capítulos sobre los huesos, los nervios, los vasos sanguíneos y los músculos de los dedos (para tocar el piano), de las manos (para tocar los platillos o el violonchelo) y ni siquiera de la boca o de la garganta (para tocar la flauta o para cantar). ¿Y qué decir de la fisiología del oído o del sentido del ritmo? ¿Por qué no empezar la música con la biología? ¿Acaso no es tan fundamental para aquélla como para la sexualidad?
Lo es y no lo es. Depende de lo que se conciba como fundamental. Si usted entiende que la música necesita de la fisiología humana para lograrla y experimentarla, resulta en buena parte cierto ¡Pero me parecería inadmisible que considerase que el aspecto fisiológico era el más humano, el más complejo, el más interesante o el más importante en lo que se refiere a la experiencia de la música! Al privilegia a la biología en el discurso de la sexualidad, y reducir frecuentemente ésta a lo biológico, creo que ponemos el carro delante de los bueyes, como sugiere la analogía musical. Y al privilegiar a la fisiología genital sobre cualquier otro aspecto de la experiencia corporal, las investigaciones y los textos sexológicos tornan nuevas opciones y, en mi opinión, cometen otros errores”.
Leonore Tiefer, El Sexo no es un acto natural y otros ensayos.